martes, 14 de agosto de 2007

Una pesadilla de Borges

Yo estaba en mi habitación; amanecía (posiblemente esa era la hora en el sueño) y al pie de la cama estaba sentado un rey, un rey muy antiguo, y yo sabía en el sueño que ese rey era un rey del norte, de Noruega. No me miraba: fijaba su mirada ciega en el cielo raso. Yo sabía que era un rey muy antiguo porque su cara era imposible ahora. Entonces sentí el terror de esa presencia. Veía al rey, veía su espada, veía su perro. Al cabo desperté. Pero seguí viendo al rey por un rato, porque me había impresionado. Referido, mi sueño es nada; soñado fue terrible.