martes, 2 de diciembre de 2008

Paul Eluard

Yo me obstino en mezclar ficciones a las terribles realidades. Casas deshabitadas, os he poblado de mujeres excepcionales, ni gruesas ni flacas, ni rubias ni morenas, ni buenas ni locas, poco me importa, de mujeres lo más seductoras posibles por un detalle.

Objetos inútiles, incluso la idiotez que precedió a vuestra fabricación fue para mi una fuente de encantamientos. Seres indiferentes, os he escuchado con frecuencia, como se escucha el ruido de las olas y el ruido de las maquinas de un barco, esperando con delicia el mareo.

Me he acostumbrado a las imágenes menos habituales. Las he visto donde ellas no estaban. Las he mecanizado como el levantarme y el acostarme. Las plazas como pompas de jabón, fueron sometidas a inflarme las mejillas, las calles a mis pies, una ante la otra y la otra pasando delante de la una, delante de las dos hacen el total, las mujeres no se desplazaban más que acostadas, abierto su corpiño representando el sol.

La razón, alta la cabeza, su argolla de indiferencia, linterna con cabeza de hormiga, la razón, pobre mástil improvisado por un hombre enloquecido, el mástil improvisado del barco... ver más arriba.

Para darme razones de vivir, he intentado destruir mis razones de muerte.
Para darme razones de amarte, he malvivido.

Noches compartidas (Fragmento) en "La vida inmediata" 1932