domingo, 14 de diciembre de 2008

Preguntas en silencio

¿Qué es el silencio? La verdad es que no me acuerdo. Creo que el silencio es salud. Al menos eso es lo que está escrito en muchos carteles que cuelgan en los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires. Pero ¿que querrá decir exactamente? ¿A quien está dirigido: al paciente o a los que lo visitan? Dudo. No entiendo. Busco el silencio.

Nace un bebé. Llora. Llora a más no poder. Los que lo rodean también lloran, ríen, sonrien. Pero la señal es clara. Llora, está sano. Hace ruido, está sano. Entonces ¿el ruido es salud? No se. Seguramente no. Pero no lo sé.

No encuentro el silencio. Lo busco, lo pido, a veces lo exigo, lo reclamo. Pero no lo encuentro.

Yo vivo en una ciudad. Una ciudad superpoblada de ruido. ¿Es una ciudad enferma o sana?

Me pregunto y no me respondo. Voy a un bar a despejarme. Entro y me encuentro con televisores que transmiten noticias, televisores que te regalan videos musicales, radios, música, música de fondo, música "funcional" (¿funcional a quien?) y gente que intenta hablar, que intenta gritar con quien toma su café para compartir alguna intimidad. ¿Se irá terminando esa entrañable y tradicional costumbre de encontrarse a charlar en un bar? ¿Lo discutimos en un bar? ¿Nos encontramos en un bar a gritar un rato?

Salgo más confundido. ¿La confusión es salud? ¿O me estoy enfermando? No se si afuera hay más ruido que adentro. Insisto en hablar, en preguntarle a alguien por el silencio.

Veo a gente con auriculares, con headphones. Traduciendo literalmente del inglés sería algo así como teléfonos de cabeza. Suena raro. Todo suena raro. Demasiado. En español, perdón en castellano, tiene que ver con auriculas. Las auriculas tienen que ver con el corazón. Esto me confunde más. Pienso, luego me despisto.

Camino por la calle Perón. Es mano única. ¿Donde estará la otra? Pasa Gerardo a mi lado. Lo llamo, le grito, pero claro, no me escucha. Vive conectado. Está tan conectado que no me escucha. Nos incomunicamos en tiempo real.

Me voy de camping. Eso! La naturaleza, los pájaros, el río, los autos con puertas abiertas y música a todo volumen, a "todo lo que da" como decía mi abuela. Perdoná ¿podés bajar un poquito? Como se me ocurre...¿cómo se me ocurre coartarle su derecho a invadirme con música? Soy un ortiva, un cavernícola. Así no voy a ir ningún lado. Mejor me vuelvo.

Logro hablar con Tamara. Y me escucha. Más logro aún. Se lo digo sin rodeos: creo que hay terror al silencio. Un gran terror. Me mira fijo, sorprendida. ¿porqué? No se. Sólo sé que busco algo que no encuentro. Me mira. No dice nada.

Quiero un poquito de silencio. No quiero un toco. ¿Un minuto? Puede ser. Un minuto de silencio. ¿Porqué cuando alguien muere se hace un minuto de silencio? ¿Porqué no cuando vive? - Te regalo un minuto de silencio. Si te queda chico lo podés cambiar - ¿Será porque el duelo es la única actividad tolerada y tolerable como silenciosa? ¿Y no era que el silencio es salud?

David Tudor le dijo una vez a un estudiante: "Si no sabés ¿porqué preguntás?" Está bien. Mejor me callo. Si bien no estudié con Tudor, estoy de acuerdo con esa vieja frase que dice que de aquello que no se puede hablar, mejor hacer silencio. ¿De que cosas no se puede hablar? ¿Y porque?

Me gusta más "hacer" que "guardar" silencio. Un calderón de redonda con puntillo.

Sigo más tarde. O no. Haceme una señal, silenciosa, y la seguimos juntos.