miércoles, 29 de octubre de 2008

Barbarella

No es muy sensual esta historia. Ojalá lo fuera, así podríamos discutir quien fue la mejor Barbarella y porqué. Esto tiene que ver con algo que pasó hace muchos años. Y habla de traiciones. De las más grandes. De las inimaginables.

Barbarella era el seudónimo de Anita Dvatman. Una chica que, como muchas otras, fue secuestrada durante 1976. No está muy claro si fue durante Octubre o Junio. Encontré esas dos fechas dando vueltas por ahí. Pero supongamos que fue Octubre, así de paso le damos a esta breve nota el carácter de aniversario.

¿Que pasó con Barbarella a partir de su secuestro y su traslado a la ESMA- Escuela Mecánica de la Armada? Si, sufrió algunas torturas y vivió en condiciones de vida un poco feas. Incluso muchos la dieron por muerta. Pero en realidad al poco tiempo su situación cambió, mejoró. Si, como lo lees. Y no fue porque recuperó la libertad sino porque empezó a colaborar con los represores. De manera entusiasta, comprometida.

¿Y cómo lo hacía? Muy fácil. Salía por la ciudad de manera bastante regular a ver si se cruzaba con alguno de sus ex compañeros. Y si veía a alguien que conocía, les decía a sus acompañantes "Ese es X. Chúpenlo." Así cayó Graciela Daleo, por ejemplo, entre muchos otros.

Después volvía a la Esma. Ahí formaba parte de lo que se llamaba el "ministaff" que era un grupo de activos entregadores que vivían en una cómoda habitación, con camas blanditas, mesas, sillas, buena comida, un baño muy agradable...en fin, estaban bien atendidos. Y a esa habitación llevaban a quienes podían ser futuros traidores. Unos pocos por supuesto. Anita les decía cosas como "Al principio te sentís un poco mal, pero después te acostumbrás". Uno de los mienbros del ministaff, el Gordo Bursalino, estaba orgulloso de haber entregado a más de 200 compañeros.

La historia tiene un final feliz. Barbarella se casa y come perdices con su antiguo torturador el represor Jorge Radice, que era socio y colega de Massera, miembro y hombre fuerte de la Junta que "gobernó" al país en esos años.

Fiel a su moral y a sus principios, muchos años después, Anita Barbarella Dvatman le hizo juicio al Estado...en calidad de víctima.

Creo que estarás de acuerdo conmigo en que es una historia digna de ser recordada. Bueno, no se si "digna". Digamos una historia para recordar. ¿Y para compartir con nuestros hijos?.

En el libro "La voluntad" de Anguita y Caparrós podés leer más sobre esta y muchas otras.