Como es habitual en estas fechas uno empieza a hacer balances, a pensar proyectos, a revisar actitudes, actividades y muchas cosas más, entre tantas que genera los cierres de ciclos, de año. En mi caso, por supuesto entre otras revisiones, estoy haciendo la de este blog, que está pronto a cumplir un año, cuya actividad estuvo presente en todo 2007 ya que lo comencé en Enero de este año. Voy a dar un pequeño rodeo antes de llegar al punto.
Hace poco estuve leyendo un libro de Baudrillard llamado “Las estrategias fatales”, lectura que me resultó muy sugestiva y estimulante. Por supuesto no soy la persona indicada para hacer un resumen o una semblanza de este libro, ni mucho menos. Pero hay un pequeño punto que me gustaría comentar que es el siguiente: en una de sus páginas habla de las
paradojas de la obesidad, entre las cuales la que más me impactó es aquella que habla de la carencia, de la negación del cuerpo debido a la abundancia del mismo. Y esto lo asimilaba a muchos conceptos e ideas más, como la de información. La cantidad, la hiperabundancia de información a nuestra disposición deriva en una obesidad que hace que nos perdamos y estemos más desinformados debido al ruido que produce tal cantidad.
Recordemos que cuando se habla de ruido, podemos pensarlo en términos de comunicación, aquello que nos impide comunicarnos, o en términos acústicos, el ruido blanco como resultado de la presencia de todas las frecuencias. En este caso parecería que se está hablando de ambos a la vez: el ruido en la información como “suma” de toda la información, que a la vez no nos permite comunicarnos o vincularnos con esa información.
Inclusive también se habla y escribe mucho acerca de este tema, por lo que el problema de la cantidad de información genera también una gran cantidad de información que seguramente generará más y más información y así sucesivamente.
Y cuando escribo la palabra información, me estoy refiriendo a cualquier tipo de información sea escrita, oral, sonora, visual o audiovisual. Basta entrar a sitios, por ejemplo como
myspace.com para tomar contacto con la enorme cantidad de artistas que uno puede escuchar con sólo hacer un click, y que encima podés mandarles un mail, mirar sus fotos/videos o hacerte su “amigo”.
Por supuesto, y esto que quede bien claro, prefiero la abundancia a la carencia. Recuerdo muy bien lo que nos costaba conseguir y escuchar música del siglo veinte, por poner un ejemplo, cuando estudiábamos en la década del ochenta. Ni que hablar de los efectos anestesiantes, o directamente letales, de la censura con las que la Argentina, y muchos países latinoamericanos también, convivió durante gran parte de su historia.
Pero esta situación inédita, la de tener mucho (me incomoda decir “todo”) al alcance de la mano, obliga claramente a una reflexión sobre el tema, o al menos a tener conciencia de este ruido para buscar aislarlo, para tratar de limitarlo, o, y creo que es lo más realista, enmascararlo, disimularlo, suavizarlo con algún sonido más atractivo, siguiendo con la metáfora sonora.
Muchas veces me pregunté, al escribir en este blog, si no estuve contribuyendo con mi minúsculo e ínfimo grano de arena, o de grasa, a esta obesidad de información de la que venía hablando. Puede ser. Pero creo que callarme la boca, cuando sentí ganas y necesidad de comunicar o de decir algo, no hubiera cambiado en absoluto el panorama.
Y quizás, o debería decir “ojalá”, en alguno de esos lectores, anónimos o conocidos, participativos o silenciosos, esporádicos o recurrentes, que pasaron por estas páginas, se produjo mágicamente ese fenómeno del enmascaramiento y quedó flotando alguna reflexión, alguna idea o al menos una compañía durante un tiempo.
Con eso, me doy por feliz y satisfecho, y esta actividad toma su verdadero sentido.
Muy Felices Fiestas para todos!!